28/1/14

TOYOTA, UN POCO DE HISTORIA




Cada marca de autos tiene un logo y un significado detrás. El de Toyota, por ejemplo, encierra una historia, y simboliza su visión del mundo.


Pocas empresas han sabido compenetrarse tan bien con su público como Toyota. Esta marca japonesa ha logrado una fusión tan sólida con nuestras costumbres y nuestras distintas formas de vida, que se ha vuelto el auto que todo peruano quiere en su cochera. Pero, ¿conoces algo más de esta marca? ¿Conoces, por ejemplo, qué significa su logo?

¡Aprendiendo historia!


Cuando Toyoda automática Telar Works Ltd. (ahora Toyota) comenzó a fabricar autos, esta empresa llevaba el mismo nombre y logo que siempre. Toyoda en japonés significaba "campo de arroz fecundo."

Pero en 1936, se organizó un concurso público, cuyo responsable fue el encargado de ventas de la compañía, Shotaro Kamiya, quien argumentaba la necesidad de encontrar un nuevo logo para atraer a más clientes de autos. Se recibieron en total aproximadamente 27 mil ideas.


El diseño ganador fue un logo que incorporaba el nombre Toyoda escrito de forma horizontal dentro de un circulo.


El nombre de la empresa también necesitaba un cambio y fue un familiar de Presidente de la compañía quien insistió en cambiar el nombre a Toyota. ¿El motivo? El número de caracteres japoneses para escribir Toyota eran ocho, número considerado número de buena suerte.


Además esta palabra en japonés no tiene significado, a diferencia de Toyoda, pues la familia se preguntaba: "¿por qué llamar a un auto "campo de arroz fecundo?" Fuera de Japón no sonaba mal, pero dentro del territorio nipón no era lo mismo.

¡Diseño final!


En 1989, se introduce el logo de Toyota como lo conocemos en el Perú y en el mundo actualmente. Este logo de Toyota tiene un significado muy particular. A primera vista parece una "T" con un diseño algo raro. Sin embargo, estas tres elipses que se interceptan representan el corazón de Toyota:

  • La elipse más grande significa el alcance global al que aspira Toyota.
  • La elipse que está de forma vertical representa a los clientes de Toyota.
  • La elipse que está en la parte superior representa a los productos de Toyota.
La intercepción entre las dos elipses que forman la "T" simboliza la relación entre la marca japonesa de autos y sus clientes. Asimismo, el espacio en blanco del fondo representa las ganas de Toyota de expandirse sin límites.

LA ARAÑA MAMAN




La araña “Maman” (Mamá), Museo Guggenheim en Bilbao (España).

Creada por la escultora y artista francesa naturalizada estadounidense Louise Caroline Bourgeois (1911-2010).  “Maman”, una obra que “representa un símbolo de la madre, noción que tiene mucho que ver con la labor de tejer, vinculada a una labor de género”. Pone de manifiesto la duplicidad de la naturaleza de la maternidad: la madre es protectora y depredadora al mismo tiempo. La araña utiliza la seda tanto para fabricar el capullo como para cazar a su presa, así que la maternidad encarna fortaleza y fragilidad.

Se trata de una escultura en bronce, mármol y acero inoxidable. Se sostiene sobre unas patas que semejan arcos góticos que funcionan al mismo tiempo de jaula y como guarida protectora de 20 huevos de mármol peligrosamente adheridos a su abdomenen. Sorprendentemente equilibrada sobre unas ligeras patas, transmite una vulnerabilidad casi conmovedora.  

Las patas se asientan en un octágono irregular, con un eje mayor de 10.66 metros y su eje normal de 9.80 metros. El cuerpo del arácnido es básicamente un cilindro con atiesadores interiores. Las patas en su segmento inferior, tienen un diámetro de 28 centímetros y el superior de 30 centímetros. Mide casi 10 metros de altura con más de 10 toneladas de peso.

El monumental arácnido es una de las esculturas más ambiciosas de Bourgeois, motivo que apareció por primera vez en varios dibujos realizados por la artista en la década de los cuarenta y ocupó un lugar central en su obra durante los años 90.

Aunque la obra de Bourgeois abarca la pintura, el dibujo, el grabado y la performance, la artista es más conocida por sus esculturas en las que empleó diversos materiales, como la madera, el bronce, el látex, el mármol y el tejido.

Su obra es muy personal, con frecuentes referencias a una dolorosa infancia marcada por un padre infiel y una madre cariñosa pero cómplice de la situación, y al mismo tiempo tiene un carácter universal, ya que encara el reto agridulce de ser un ser humano.

De acuerdo con información del INBA, en cuanto a la explanada del Palacio de Bellas Artes, su piso es de loseta de mármol y no presenta fisuras, por lo que no habrá problemas en el suelo durante el periodo de exhibición de “Maman”.

La obra de la artista se ha presentado en el Samsung Museum of Modern Art de Seúl y San Petersburgo, además de National Gallery de Canadá, en México y en la Plaza Nueva en Ginebra(Suiza) entre otras, como parte de su recorrido por las principales ciudades del mundo. 

12/1/14

WATAN...ALFABETO ATLANTE


 El alfabeto que aparece en el arquómetro de Joseph-Alexandre Saint Yves D’Alveydre,se denomina “watan” y, según el , es la lengua primitiva de los atlantes, una traducción del alfabeto astral. Según la obra Comentarios al arqueómetro, impulsada por René Guénon, el alfabeto watan fue aprendido por
Moisés en los templos de Egipto y fue modificándose hasta que se perdió por completo durante el cautiverio de Babilonia (siglo IV a.C.). Se trata de un alfabeto solar de 22 letras. Tres de ellas se relacionan con las tres personas de la Santísima Trinidad y con las tres primeras letras del sistema sefirótico; siete están asociadas a los planetas y las doce restantes, al zodiaco. En el arqueómetro se establecen tablas de correspondencia entre el alfabeto watan, los caracteres de la lengua hebrea, los planetas y los signos zodiacales, así como, supuestamente, con los alfabetos asirio, samaritano y caldeo.



La importancia de la palabra en el arqueómetro es vital, de acuerdo con la reintegración de la sabiduría perdida por Adán. Al parecer, las letras adámicas se fundamentan en el conocimiento oculto de formas y sonidos que tenían poder. Con el arqueómetro D’Alveydre pretende recuperar la palabra sagrada, el acto divino por el que se sometía toda la Naturaleza a la inteligencia y a la ciencia humanas, tal como se recoge en el capítulo I del Evangelio de san Juan: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios”.

Supone el reencuentro con la palabra perdida, sagrada e impronunciable meta suprema de todo recorrido iniciático. Su restitución es lo mismo que la vuelta al estado adámico o primordial, eje esencial del Génesis hermético y la Cábala hebraica. 
 Madirolas comenta al respecto lo siguiente: “En el Sefer Yetsirá asistimos al despliegue del Pensamiento Divino (la Sabiduría), primero en números y letras (arquetipos y modos de vibración), y luego en combinaciones de letras, nombres y narrativa (empezando por el propio Nombre de Dios, que es el arquetipo fundamental, la esencia del mundo superior divino), ya que las palabras (los nombres expresados en lengua sagrada) son la esencia de las cosas y dan lugar a ellas”.    www.taringa.net