18/7/13

HISTORIA DE ISIS A MARÍA




Procedente del Delta del Nilo. La primera leyenda queda atestiguada en los Textos de las Pirámides (3.000 a.C.). Isis (Ast en el Antiguo Egipto) significa literalmente “El Trono” y así se le empezó a adorar, como el trono del faraón.

Isis surge una y otra vez, no importa cuántos siglos pasen, como si de su propio mito se tratara. Incluso sus adoradores actuales lo ignoran, pero ella sigue presente y su espíritu inalterable.

Nunca nadie cometió tanta injusticia en la historia como lo hizo el Cristianismo con esta diosa. 

En el año 332 a.C. cuando Egipto sufre una invasión griega y, como consecuencia, todo sufre un proceso de helenización. Isis no escapa a esta circunstancia y así comienza un sincretismo con otras diosas, hasta el punto de que poco queda ya de aquella Ast primigenia.

Hacia el año 200 a.C. entran las legiones romanas y, de nuevo, Isis vuelve a ser asimilada por otras diosas surgiendo una mezcla de Isis, Venus, Ceres, Proserpina…

Como el culto a Isis por parte del pueblo comienza a ser un foco de rebeliones, en el año 50 a.C. aproximadamente, se prohíbe, se persigue e incluso se llega a crucificar sacerdotes. Pero el pueblo no cesa en su culto y, por piedad popular, vuelven a levantarse los templos destruidos.
Se crea un gran revuelo entre la multitud y Augusto, en el año 28 a.C. prohíbe levantar altares a Isis en su ausencia y la práctica de sus ritos en un kilómetro y medio alrededor de Roma.

Fue Calígula, atraído por el carácter divino de los faraones, quien en el año 37 d.C. levanta un gran templo a Isis en el Campo de Marte. Y ya en el año 98, Roma acepta definitivamente el culto isíaco convirtiéndose en una de las principales religiones del Imperio a principios del siglo III.

Se han encontrado inscripciones confirmando la existencia de templos en España, por ejemplo, en Lugo y Baelo Claudia (Cádiz). También en Inglaterra, Francia y norte de África. Hay inscripciones agradeciendo a Isis su curación en Alemania, en balnearios de Baden Baden.

El culto a María coincide cronológicamente con la implantación del Cristianismo en el año 312, el cual intenta erradicar de una vez por todas los ritos paganos. Y también coincide plenamente con la época en la que se destruyó el Serapeo de Alejandría.

El culto a Isis fuera de Egipto en la época a la que nos referimos ya no estaba ligado a la figura de Osiris, se le adoraba como diosa madre y reina del cielo. Además, se recurría a la deidad por su capacidad para obrar milagros, curar enfermos y devolver la vista a los ciegos.

En un sermón dijo Nestorio que María podía ser considerada “Madre de Cristo” pero no “Madre de Dios”. Puesto que ella no era una diosa, no podía engendrar a Dios.

En el 471 María es nombrada Madre de Dios y el culto a Isis prohibido. Pero Isis, al igual que sucedió anteriormente, tenía atributos propios de cualquier diosa madre y era muy fácil compararla e incluso asumir virtudes de otras diosas. El totalitarismo cristiano hizo que el sincretismo no fuera posible y, directamente, se suplantara el culto a Isis. María tenía todo lo que se necesitaba para la suplantación. Era la Madre de Dios pero no era una diosa, no alteraba las bases teológicas cristianas si se la elevaba a esta categoría. Y así, poco a poco, las imágenes de Isis fueron convertidas en imágenes de María.

Isis aparece con la cabeza cubierta con un velo, símbolo de su castidad. Ambas posan los pies sobre el globo terráqueo, signo de poder. Las letanías a Isis y a María son idénticas, no podemos distinguir unas de otras.  Isis cura enfermos irreversibles y, cuando lo hace, se le colocan placas con inscripciones de agradecimiento. Es guía de navegantes y allá donde aparece surge un manantial cuyas aguas son curativas. Sus procesiones son muy semejantes a las que vemos en Semana Santa. Se alumbra con velas el camino para que encuentre a su esposo, se le canta a su paso, se llora la muerte de Osiris y se celebra su resurrección. 

Incluso su hijo Horus, nace con el sol el 25 de diciembre.
Como Vírgenes Negras tenemos a Ntra. Sra. De Perales, en Extremadura, es una figura del siglo pasado que sirve para guardar las reliquias de la antigua, de unos 71cm, estatura que coincide prácticamente con casi todas las imágenes de Isis. También hay sospechas acerca de la Virgen de Covadonga en Asturias. Otras dos aparecen en la catedral de Chartres: Notre Dame sous Terre y Notre Dame donde las crónicas locales dicen: “al principio no era más que una estatuilla de Isis, esculpida antes de Jesucristo”.

Pocas imágenes de Isis han escapado a la cristianización, podemos encontrar alguna en Sant Etienne de Metz, en Sant Germain des Prés y en Sant Etienne de Lyon.
Es posible que el color negro de estas imágenes se deba a que Isis es la tierra de donde surge la vida y así, el color negro, viene a representar la tierra fecundada.

Pero si tuviéramos que hablar con seguridad de una suplantación real lo haríamos, por un lado, de la Virgen de los Ojos Grandes en Lugo y Nossa Señora do Leite, titular de la sede catedralicia en Braga, Portugal. En el ábside de la catedral portuguesa, en el muro exterior, aparece una inscripción romana que reza así: “Consagrada a Isis Augusta, dedicado Lucrecia Frida, sacerdotisa perpetua de Roma y Augusto, del convento bracaraugustano”. Bajo el altar mayor de esta Catedral existe un templo a Isis.

Respecto a la Virgen de los Ojos Grandes, en Lugo, el propio canónigo de la Catedral reconoce que esta imagen de piedra tiene un origen pagano y que posteriormente fue cristianizada. No hay inscripción alguna como en el caso anterior pero hay imágenes que hacen sospechar su procedencia isíaca, por ejemplo, una serpiente en el pilón ritual, muy parecida a las que aparecen en los templos de Isis en época romana.

El Cristianismo se ha encargado, poco a poco de que la imagen de Isis nos traslade a la época de los antiguos faraones de forma que, si enfrentamos a Isis con María, lo más fácil es que nos miren extrañados, como si estuviéramos locos.