Es significativo que, mientras
el Artico y el Polo Norte tienen tantas connotaciones simbólicas, no ocurra lo
mismo con la Antártida y el Polo Sur.
El origen polar nórdico de la Tradición esotérica explica la importancia mística y simbólica del Polo y del Norte en muy diversas tradiciones espirituales.
El origen polar nórdico de la Tradición esotérica explica la importancia mística y simbólica del Polo y del Norte en muy diversas tradiciones espirituales.
Así, China lo considera la región más próxima al cielo y la
más cercana a la sabiduría divina. Los hindús, lo consideran el camino del
sol el "sendero de los dioses", la vía del brahmán o realidad
absoluta. La palabra sánscrita para el Norte, Uttara, significa "la región
más elevada".
El Atharvashira-Upanishad dice que "es la ruta trazada
hacia el Norte por la que marchan los dioses y a través de la cual los
antepasados y los rishis (a quienes fueron revelados los Vedas) alcanzan la
meta Suprema.
En el esoterismo islámico, la palabra Qotb (Polo), designa una altísima jerarquía espiritual de la cadena iniciática.
En el esoterismo islámico, la palabra Qotb (Polo), designa una altísima jerarquía espiritual de la cadena iniciática.
En el Sufismo persa todo gira en
torno a la idea de "la Luz del Norte", que resplandece en plena
noche, reproduciendo en escala interior los fenómenos árticos del Sol de
medianoche y el resplandor de la aurora boreal.
Como indica H. Corbin, el Oriente suprasensible, objeto de la búsqueda eterna para
místicos como Sohrawardi o Najm Kobra, "está en la dirección del Norte, en
el Polo celeste, un extremo Norte tan extremo que está en el umbral de la
dimensión del más allá". Para tales corrientes místicas, el ideal de
perfección lo encarna "el hombre nórdico" u "hombre
oriental", el que "está en el Norte" o camina hacia el Norte, de
donde ha venido, por lo que está verdaderamente orientado. Su mirada está fija
en la Tierra lúcida, "Tierra de la luz", situada en el Norte cósmico,
y toda su vida cobra el sentido de una ascensión. Frente a él está el hombre
desorientado, que ha perdido el Norte y ya no distingue el arriba y el abajo.