En Irán la
montaña Alborj (Haraberezaiti) se yergue en el centro del mundo y une la tierra
con el Cielo, al igual que el monte Meru en la India, sobre cuyas cumbres
brilla la Estrella Polar.
En la tradición nórdico-germánica la patria
boreal aparece como Asgard, el Paraíso de los Dioses, llamada también Midgard,
"Tierra del Medio". Reino aéreo y luminoso que se ve amenazado por su
antítesis, Utgard, el reino de la oscuridad y de los hielos, que acabará por
proyectar sus sombras sobre aquel paraíso, haciendo de él un mundo gélido y
sombrío.
En la tradición nórdica, en un lugar llamado bosque de Hoddmímir (lugar en el Centro del Mundo que permaneció, o permanecerá, incólume al cataclismo final) se esconderán, cuando [queme] el fuego de Surtr, dos hombres que se llaman Líf y Leiƒþrasir. De estos hombres nacerá una estirpe tan poderosa que repoblará todo el mundo.
Mímir
("El Evocador") sabio gigante, guardián de la fuente de conocimiento
ubicada a los pies del Árbol del Mundo y guardián de las runas que tomó Odín.
Guarda
relación con la Fuente de Mímir o, del "recuerdo" (Mímisbrunnr) a la
que llega Odín tras el sacrificio "de sí mismo a sí mismo" efectuado
sobre el Eje del Mundo en nueve noches, y después de sacrificar un ojo. También
en este caso, como en la aventura del celta Conn, el recipiente que contiene la
bebida de sabiduría y poder -aquí una fuente de hidromiel, allá una copa llena
de "cerveza roja"- está asociado a la lanza.
En el Islam el Centro lo expresa la Montaña Blanca (el-Jabal el-Abiad), llamada también Qâf o "Montaña de los Santos" (Jabalu-l-Awliyâ), que se alza en la Isla Verde (el-Jazîrah el-Khudrah). Sobre la Montaña Blanca se posa el ave Fénix, Rukh. No es posible llegar a esta isla "ni por tierra ni por mar".
El geógrafo Yagût dice que la montaña Qâf, tiene clara referencia al Centro Sacro mazdeísta. Qâf es la madre de todas las montañas. Según ciertas tradiciones está hecha de un bloque único de esmeralda que confiere al cielo su color.
El héroe
islámico que cumple la Búsqueda santa del Reino de Alá se dirige hacia Qâf
donde el camino, siendo horizontal, se transforma en vertical y asciende hacia
Dios. Ni sol ni luna iluminan esta región: Iabalsa hacia Oriente, Iabalqa hacia
Occidente y Hûrqaliyâ, situada por encima de ellas y que da nombre a toda la
región Ardu-l-Haqiqah, "Tierra de la Realidad", lugar en el que Dios
se revela.
Cuatro es el
número de la tierra, de la materia que es necesario penetrar y conocer para
conseguir la Ciencia de lo Real, es decir la Sabiduría divina.
En esta
tierra espiritual, para llegar a la Isla Verde es preciso viajar por cuatro
mares en medio de las Tinieblas cruzando regiones ubicadas en un mundo que se
oculta más allá de los sentidos ordinarios y del estado de vigilia y de sueño.
Sólo quien ha dado con la Fuente de la Vida, al cabo de la Búsqueda, puede
entrar en la Tierra de Esmeralda.
La Atlántida fue, centro supremo y
primordial del ciclo en que actualmente nos encontramos. Aparece descrita como
Tierra del Sol, Montaña de Luz, Isla de esplendor, verde o blanca, Tierra
Lúcida o Tierra del Centro.
Es el Airyan Vaejo o Eran Vej ("patria
de origen de los arios") zoroástrica persa; una tierra del extremo
septentrión, creada por Ahura Mazda (Ormuz), el dios de la luz, que es sede de
Yima, el rey primordial del mito mazdeo.
Esta tierra luminosa se corresponde con el
Shveta-dvipa, la "isla blanca" o "isla del esplendor", de
la tradición hindú, situada asimismo en el alto Norte y sede del Vishnú solar
cuyo emblema es la "cruz polar" o svástica. En dicha isla -a la que
también se da el nombre de Varahi, "la Tierra del Jabalí", animal que
simboliza la sabiduría sagrada- donde residen los grandes ascetas (maha-yoguis) y los
"hijos del Brahaman", por encima de todo lo que es agitación
samsárica.
Otras representaciones del continente polar
son el Monte Hu-Ling de la tradición china, situada al norte del Monte del
Norte, y que el emperador Mu hubo de abandonar con gran llanto y pesar;
Shambhala, la mítica Ciudad del Norte tibetano; la Tula o To-lan, cuna
legendaria de los toltecas, una Tierra del Sol en cuyo centro se eleva la
Montaña Blanca de Aztlán; la Thule de los griegos, patria del Apolo hiperbóreo,
el dios solar de la armonía y el equilibrio; y Avalón, la isla blanca del mito
céltico, concebida como "sede de los inmortales".
El recuerdo del continente hiperbóreo
pervive también en numerosas leyendas chinas, islámicas o nórdico-medievales
cuyo argumento gira en torno a una montaña polar magnética.