Según los Navajo y los Pima, el Oso
oye y entiende las palabras del hombre desde kilómetros de distancia. "La
Tierra es la oreja del Oso" dicen los Siberianos. También invita a ser
cauteloso y prudente. Si los indios veían un Oso por el bosque, creían que esa zona era sagrada y habitada por
espíritus buenos. Muchos mitos incluyen Osos
como personas que llevan el pelaje en público y en privado se lo quitan para
mostrar su forma humana. Muchas tribus lo equiparaban al hombre porque se puede
poner sobre dos patas. Lo consideraban demasiado poderoso y evitaban cazarlo.
Símbolo de protección también en Europa. Entre los celtas la fuerza del Oso se asoció a las castas de guerreros, representando el espíritu del guerrero. Este animal se consideraba metáfora de la dignidad real; asociado etimológicamente con el nombre de Arturo, cuya raíz significa "Oso". También la Gran Madre, con forma de luna, se manifestaba bajo diferentes formas, una de ellas como Osa (Artio en las leyendas celtas).
Encarnación del renacimiento.
El Oso está ampliamente considerado como símbolo de
la creación. Como las madres salen en primavera con los Oseznos, se considera a
los Osos la encarnación del renacimiento, la sabiduría y la fertilidad. La
antigüedad clásica mantuvo la creencia primitiva de que los Oseznos nacen
informes y sus madres "los lamen hasta darles forma", por lo que
crean el orden a partir del caos.
Simbolismo del oso en otras culturas de la Antigüedad. En la mitología griega fue el Animal consagrado de Artemisa/Diana (diosa lunar) que pese a ser virgen también era diosa de los nacimientos. Tanto los antiguos griegos como los hindúes identificaron la Osa Mayor como un Oso y la tradición hindú veía esta constelación como el origen de la energía del Universo y la encargada de la sucesión de las estaciones. Los peregrinos del Camino de Santiago se guiaban hacia el norte gracias a la Estrella Polar, última estrella de la constelación de la Osa Menor.